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Esta tendencia enaltece la cultura originaria en la que hemos crecido y que nos diferencia del resto del mundo. Es un tributo a la tradición y los oficios milenarios de México.

Raúl de la Cerda
Ana Martorell
Elsa Ojeda

Mole Rosa rinde homenaje a los sabores cautivadores y a la rica cultura de México, impregnada de una vibrante energía creativa. A través de la fusión de lo ancestral y lo moderno, evoca una sinfonía cromática de placeres culinarios y matices de la tierra. Esta paleta celebra la vitalidad de la cocina mexicana y su diversidad, donde los colores se entrelazan como los ingredientes de un platillo, mostrando su belleza y versatilidad tanto en combinación como en singularidad.

Mole Rosa nos cuenta de la tierra fértil, los frutos, las semillas y la diversidad de climas que conforman la identidad culinaria única de México. Los colores de esta paleta se inspiran en semillas y frutos autóctonos; abarcan los verdes o grises polvorosos —Arcilla Verde, Ladera y Piedra de Río—, un rojo de brasa encendida —Diamantina— y dos tonos de rosa —Remolacha y Zapatilla— que recuerdan a los piñones y a las flores de bugambilia, un café tostado intenso —Minotauro— y tonos neutros —Tepache y Codium— que reflejan la cálida acogida de una sobremesa. Mole Rosa se convierte en un relato sensorial de la íntima riqueza cultural y gastronómica de nuestro país.

Esta paleta enaltece la cultura originaria en la que hemos crecido y que nos diferencia del resto del mundo. Es un tributo a la tradición y los oficios milenarios de México, pero con aliento contemporáneo y ecos audaces. Mole Rosa es ideal para desplegarse en lugares de encuentro y conexión, donde celebramos los vínculos cercanos que se tejen entre personas diversas: espacios dedicados a la hospitalidad, restaurantes, boutiques y espacios de retail, así como salones de reunión, terrazas y, por supuesto, cocinas y comedores.

Con sus tonos terrosos y vibrantes, símbolo de la fusión entre lo atemporal y lo actual, entre nuestra herencia cultural y la innovación, Mole Rosa nos invita a acercarnos, a tocar y oler, a ensuciarnos las manos y dejarnos llevar por la magia de lo cotidiano. Más que una paleta de colores, es un testimonio visual de la diversidad, vitalidad y riqueza cultural de México; es una invitación a sumergirse en sus ideas, emociones y sabores.

“El rosa es un verdadero emblema de México: evoca tradición y leyendas, y también la exuberancia de la naturaleza, específicamente la flor de buganvilia. Para mí, este color representa la esencia misma de México: una maravillosa mezcla de tradición, cultura, historia y un prometedor futuro”.
— Raúl de la Cerda

“En mi profesión, los colores de la naturaleza reflejan salud y nutrición. Mientras más refleje el color, más te va a nutrir”.
— Ana Martorell